domingo, 15 de abril de 2012

PASCUA EN PUEBLO DE DIOS

  Otro año más, un grupo  de monitores del  Movimiento Calasancio  y algunos componentes  de la comunidad educativa  del colegio de Martos hemos  tenido la suerte de poder vivir  la Pascua en Pueblo de Dios.
 Comenzamos celebrando el  Domingo de Ramos 18 personas.  Una religiosa (Rocío Vázquez), un matrimonio que colabora en el Voluntariado Misionero Calasancio (Pepe Cuesta y Conchi Bonilla) y 15 jóvenes (Teresa, Elena Rivera, Ana,  Maripaz, Andrea López, Elena García, María, Andrea Torres, Javi, Rafa,  Pepe, Antonio, José, Cele y Carlos).
Cada año, en Pueblo de Dios se propone un lema para profundizar y tratar durante la semana.
El lema de este año ha sido “SER”. Con él, se quería incidir en lo que somos, en lo que podemos descubrir dentro de nosotros, en vivir el sentido auténtico  de la Pascua y en profundizar en la verdadera esencia de las cosas. ¡Y vaya si lo hemos hecho!
Con este lema, nuestro numeroso grupo participó de la PREPASCUA, que son los días previos a la Pascua. O lo que es lo mismo: lunes, martes y miércoles. Junto a nosotros se encontraba la comunidad y algunas personas que también venían a compartir su vida. Estos días están destinados a prepararnos por fuera y por dentro para el paso de Dios en nuestras vidas. Por la mañana teníamos una pequeña oración con la comunidad antes de desayunar, y después una breve reflexión para “rumiar”  durante la mañana. Tras este momento, se proponían el servicio en labores y trabajos que hacía falta llevar a cabo para la preparación del lugar  para la Pascua. Es necesario aclarar que Pueblo de Dios es de todos,  y todos formamos parte de él. Es nuestro también, ya que también  construimos y vivimos de este sueño. Por ello, nuestro grupo decidió  vivir al mismo ritmo y la misma manera de todas las demás personas de la comunidad. Dichas labores consistían en adecentar los lugares para vivir, limpieza, arreglar los caminos y el terreno, preparar  pan para comer durante la semana, distribuir materiales, preparar  las zonas comunes para los encuentros… En definitiva, poner a punto todo para la llegada de la gran masa de gente a partir del jueves. Por  la tarde, tomábamos un café juntos, y compartíamos nuestras ideas, opiniones, experiencias acerca del tema de reflexión propuesto por la mañana.  Este rato era siempre muy enriquecedor para todos. A continuación,  celebrábamos la Eucaristía diaria.
Como se puede apreciar, la PREPASCUA ha sido días de compartir entre  nosotros y con la gente que se encontraba allí. Nos hemos enriquecido  mucho de la convivencia, ya que aún no había mucha gente,  por lo que las relaciones han sido muy cercanas, tanto en el trabajo como en la reflexión y en la oración.
En la PASCUA (a partir del jueves),  comenzó a llegar mucha gente para vivir en comunión estos días tan  especiales. Hasta 400 personas. Entre ellas, se unieron a nuestro grupo dos jóvenes más (Bea y Pedro) y otro componente de la comunidad educativa del colegio que participa también en el  VMC (Nicolás). Ellos vivieron con nosotros todas las actividades durante  el jueves, viernes y sábado. Actividades tales como grupos  de formación, talleres, momentos de compartir, enriquecedoras charlas, vía crucis,  hora santa y oficios. Se puede decir que en la PREPASCUA nos centramos en estar al servicio, de una manera libre, de todos. Y en la PASCUA vivimos  más desde la participación de las distintas celebraciones y el mayúsculo enriquecimiento personal, ya que experimentamos  en primera persona la pluralidad y la variedad de la iglesia.
Aquí en esta tierra hemos vivido de una forma especial, diferente y sincera nuestra fe, a la misma vez que hemos ahondado en nuestra identidad calasancia. 
Para concluir, dar las gracias por la oportunidad que se nos ha vuelto a brindar, e invitar a todos a vivir esta experiencia que es única y que verdaderamente nos acerca a Dios y a SER su pueblo. 
Pepe Cuesta hijo